(Quizá este sea un ensayo tendencioso, malogrado y poseedor de opiniones obtenidas de lecturas superficiales debido a la prisa con la que fue escrito, pero quiero creer que posee alguna información digna de ser publicada en este lugar.)
Michel Foucault, en su libro Vigilar y Castigar, afirma que la institución de la escuela desciende directamente de sistemas represores y punitivos como la cárcel. Sistemas en donde se busca la creación de entes dóciles mediante la vigilancia constante y el control, cualquier actitud o conducta que se aleje de los estándares grupales debe ser castigada y redireccionada mediante sanciones y formas sutiles de tortura. La didáctica tradicional posee la mayoría de estas ideologías.
El maestro se posa al frente, y todos los alumnos lo observan. La superioridad del maestro se marca desde la misma elección de los nombres de los roles del salón de clases: Maestro, el superior, el supremo. Alumno, el no-iluminado, sin la luz del conocimiento, el ignorante. La disposición física de los salones de esta época seguía remarcando estos aspectos, los anfiteatros precisamente se utilizan para este propósito.
Increíblemente, la didáctica tradicional sigue en vigor con mucha fuerza en diversas escuelas alrededor del mundo, notablemente en universidades de mucha tradición en Estados Unidos, como Yale. El alumno es un ser anónimo, perdido entre la oscuridad del auditorio, casi sin voz y definitivamente sin voto alguno.
Pero el mayor crimen es utilizar este sistema en escuelas primarias, o aún más nefasto, en preescolares. Militarizar a los niños es sinónimo de aplastar sus espíritus y curiosidad nata. La didáctica tradicional emprende una desmantelación de la voluntad del individuo que es tan eficaz que se transforma en un promotor incansable de las voluntades ajenas, y hasta contrapuestas con sus intereses personales.
Este método efectivísimo ha logrado crear personas-engranes que salen de la escuela para cumplir un rol sumiso dentro de la sociedad represora y mediocre en donde operan.
El avance de la urbanización del los países de primer mundo, y de nuestro propio México, trajo como consecuencia necesidades distintas. La revolución industrial se había consolidado como un verdadero triunfo innegable e irreversible, que requería personas capacidades para tareas acordes a los métodos de producción que hacían girar el motor económico social. De este set de condiciones surgió la tecnología educativa, basada en objetivos, en logros tangibles, útiles y redituables para la sociedad.
Aunque en esencia incluye muchísima influencia de la didáctica tradicional, quizá podamos considerar este método como un avance debido a que ya se considera al estudiante como un constructor de su propio conocimiento, y no meramente un receptor pasivo de ideologías y contenidos teóricos. Aunque de nueva cuenta, el individuo sale de la escuela-simulacro con un rol específico a cumplir dentro de la sociedad.
Este sistema, al igual que la didáctica tradicional, existe todavía y tiene mucho seguimiento en sistemas como el de Colegio de Bachilleres, donde la educación se basa en objetivos específicos, adquiribles mediante simulacros de representación de la realidad y evaluados mediante exámenes y logros.
Una corriente que a mí en especial me agrada, y quizá sea evidente desde el planteamiento mismo de este ensayo, es la didáctica crítica, la cual basa la educación en la generación de una actitud crítica y analítica de absolutamente todo. Inclusive de la misma institución que la grea. Grandes exponentes de esta corriente son Paulo Freire y Celestin Freinet, éste último notable por enfocar la didáctica al individuo, aunque realizando actividades grupales, otorgando total libertad al estudiante, sobre todo niños.
En lo particular, no me ha tocado observar alguna escuela que siga al pie de la letra esta corriente. La mayor parte de las escuelas obligan a los estudiantes a usar uniforme (esto pueda interpretarse como una señal de que se pretende obtener individuos estandarizados). El humano realmente crítico es una amenaza para las bases mismas de una nación, sobre todo alguna donde impulsa símbolos sagrados e inviolables que deben ser venerados irracionalmente.
La psicodidáctica, con todos sus avances, ostenta una postura menos radical, pero ofrece un abanico más amplio de factores a considerar durante el aprendizaje y formación del estudiante. También evalúa de manera más completa su desarrollo y su enfoque es totalmente humanista.
Sin duda, el mayor atractivo que me ofrece este tipo de didáctica es el intento de corresponder plenamente al mundo real. Aunque este paradigma de escuela-simulación ya se había roto con la didáctica crítica, la psicodidáctica ofrece una acercamiento todavía mayor a la realidad. Las escuelas tradicionales generalmente poseen un mundo aparte, y cuando el alumno sale de ellas, debe reaprender y utilizar las técnicas de aprendizaje que la psicodidáctica ofrece desde el principio.
Es absurdo pensar en un mundo con Internet, computadoras, interactividad y realidades virtuales que posea escuelas tradicionales. Sin embargo proliferan y son impuestas por el estado. Los alumnos, de uniforme, se sientan ordenadamente en sus pupitres para que el profesor hable. El oleaje de las nuevas corrientes educativas (que ya no son tan nuevas) apenas comienzan a humedecer las playas escolares. La burocracia ha enterrado el progreso en nuestro México, mientras continúe el mismo sistema mediocre, creo que no podemos esperar otra cosa más que mediocridad.
Donde publico lo que me dejan en la escuela para tener una motivación real para hacerlo.
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sábado, 1 de marzo de 2008
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1 comentario:
creo que tu escrito es bueno, pero no seas tan duro con las dinamicas en la escuela, el cambio debe ser interno debemos cambiar nosotros mismos como primer paso, un proceso es largo lo importante es saber hacia donde queremos ir en la vida
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