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viernes, 19 de enero de 2007

Libertad de expresión en cine: El caso de Orson Welles

Abstract


Los casos de libertad de expresión se complican de una manera impresionante cuando entran en conflicto aspectos como el copyright y la propiedad intelectual. En el cine, que involucra intereses de cientos de personas, es difícil encontrar el límite entre el derecho de uno y de otro. Analizando la carrera cinematográfica de Orson Welles, podemos encontrar casos de análisis para determinar la responsabilidad de uno y el derecho de los diferentes participantes, y posibles qué se puede hacer para encontrar alternativas a estos asuntos.





El objetivo de este trabajo es explicar cómo debido a una falta de visión por parte de los estudios cinematográficos con los cuales trabajó Orson Welles se violaron sus derechos de libertad de expresión, ya que muchas veces los intereses económicos entraron en conflicto con los intereses artísticos.


Para lograr esto, se acudirá a las fuentes bibliográficas que citan cartas, memorándums y telegramas en donde han quedado plasmadas las disputas entre el director y sus superiores.


El espectador que se encuentre frente a una de las películas mutiladas de este director, podría tener una idea muy equivocada acerca de lo que quiso decir, es muy importante que los hechos detrás de la violación de su derecho sean recopilados para que sean conocidos por el público en general.


Abarcaremos cuatro episodios cinematográficos de la carrera de Welles: El Ciudadano Kane, Los magníficos Amberson, La dama de Shangai y Sed de mal. Por último, expondremos nuestras conclusiones.


La guerra de Welles


George Orson Welles, de 23 años, saltó a la fama mundial en 1938 con su dramatización de la novela de H.G. Welles, “La guerra de los mundos” en radio, por la productora RKO. La transmisión se hizo para asemejar a un noticiero, por lo que muchos de los radioescuchas pensaron que la invasión marciana planteada en la trama era un suceso real, y entraron en pánico (Estrin, 2002).

Gracias a este éxito, fue contratado por RKO Pictures con un contrato inaudito: El joven podría hacer una película con total libertad, eligiendo al reparto que deseara y manteniendo la versión final. El tema elegido fue una historia basada en el magnate periodístico William Randolph Hearst, quien no tomó a bien la crítica, y realizó muchos esfuerzos para censurar la cinta. Afortunadamente, se estrenó en su versión original y es considerada ampliamente en la actualidad como la mejor película de todos los tiempos (Bogdanovich y Welles, 1992).


La deconstrucción de los Amberson


Después del éxito crítico, pero fracaso económico de Citizen Kane (1941), el estudio esperaba recuperarse económicamente de la fría recepción comercial de su primer filme (Carringer, 1992).

Welles decidió plasmar el libro escrito por Booth Tarkington, The Magnificent Ambersons, fue ganador del premio Pulitzer. La elección de este tema corresponde mucho más a la búsqueda personal de Welles que a las exigencias económicas del estudio RKO. Dado el fracaso comercial de su primera película, no había ninguna cláusula en el contrato que declarara que Welles tenía la última palabra acerca de la última versión del filme.

El tema histórico de la novela, una mansión gigantesca construida dentro de un estudio, un refrigerador transformado en set de grabación y cubierto de nieve entre otras cosas, hicieron que el presupuesto de la película subiera hasta sobrepasar el millón de dólares. Además, dificultades en la filmación hicieron que tomara varios meses más que lo planeado (Carringer, 1996).

Después de terminada la filmación, y sin completar todavía el proceso de edición, Orson Welles viajó a Brasil para filmar un documental llamado It's All True, dejando a cargo la finalización de The Magnificent Amberson a su editor Robert Wise (McCarthy, 1993).

Como afirma Carringer, el estudio realizó una proyección de prueba con un público aleatorio en Pomona, California el 17 de Marzo de 1942. Resultó un verdadero desastre. Se envió un telegrama a Welles informando del fracaso. En Pasadena el filme tuvo un desempeño mejor. Sin embargo, los jefes del estudio RKO no querían arriesgar una inversión de un millón de dólares, y decidieron consultar a Welles para acortar la extensión de la cinta para hacerla más accesible al público en general (Carringer, 1993). Los intereses comerciales y artísticos comenzaron a entrar en conflicto.

Welles comprendió que si no hacía cambios dramáticos a su película, probablemente el estudio no toleraría las pérdidas económicas y sería despedido. Aún así, luchó a través de telegramas y teléfono por conservar puntos importantes del filme, como el final deprimente y algunas escenas clave.

Los editores no comprendieron las complejas instrucciones de Welles, quien sugirió entonces que se enviara a Robert Wise a Brasil junto con una copia de la película. Esto no pudo ser posible, y varios miembros de la filmación de The Magnificent Ambersons acordaron hacer cortes sin autorización, y grabar nuevas escenas para abreviar algunas más extensas.


Welles protestó acerca esa intervención a su filme, y estaba dispuesto a trabajar más para mejorarla, pero la filmación en Brasil lo retenía. Un telegrama enviado el 16 de Abril de 1942 a Orson Welles, dejó el asunto muy claro: El estudio poseía los derechos de la cinta, y los cambios se harían de acuerdo a sus opiniones (Carringer, 1993).

Cincuenta minutos fueron cortados de la cinta, dejándola inconexa e incomprensible. Resultó un fracaso en taquilla y recibió la más fría indiferencia de la crítica. Las escenas borradas fueron almacenadas durante algún tiempo, pero debido a falta de espacio terminaron siendo destruidas (Bogdanovich y Welles, 1992).

Aunque nunca sabremos con exactitud cómo eran las escenas que se perdieron, en la actualidad es una opinión común que de no haber sufrido estas mutilaciones, The Magnificent Ambersons sería considerada la mejor película de Orson Welles.


La dama de Shangai

A pesar del fracaso, decepción personal y finalmente, mala fama que obtendría Orson Welles con Ambersons, se embarcó en producciones de otros proyectos, dentro de diferentes estudios cinematográficos.

En 1946, trabajando para Paramount Pictures, comenzó la filmación de Lady From Shangai, una película destinada a ser un drama altamente comercial. La película sería estelarizada por Rita Hayworth y el mismo Welles.


A mitad de la producción, de nueva cuenta el estudio no estuvo de acuerdo con las desiciones del director, y el control le fue arrebatado de las manos. Cortaron muchas escenas, pero el mayor daño vino al cambiar la banda sonora, que le da un sentido muy diferente a la intención del director. La película fue un fracaso crítico y comercial (Cowie, 1969).


Una bomba en la frontera


En 1957, Orson Welles se vio obligado a causa de un contrato con los Universal Studios a dirigir en una película basada en el libro Badge Of Evil, una novela policiaca no muy relevante. Entre los protagonistas se encontraba el aclamado actor Charlton Heston. Un requisito indispensable fue que se apegara estrictamente al tiempo y dinero que se le había proporcionado (Bogdanovich y Welles, 1992).

Los jefes del estudio, cuando Welles ya se encontraba en la fase de edición, quedaron sumamente disgustados por el producto final, el cual les pareció vulgar y de una calidad ínfima. El director fue despedido sin siquiera terminar la edición, y se tomaron acciones para acortar la longitud de la película y filmar nuevas escenas que dieran un sentido un poco más alegre a ciertos momentos (Comito, 1985).

Algunos de los cambios fueron: Insertar créditos iniciales sobre una impresionante secuencia inicial de tres minutos sin cortes, y añadir música sobre todo el trabajo sonoro que se había creado para la escena. Agrupar tomas que deberían estar separadas e insertar más acercamientos al rostro de los actores. Muchos Welles mismo afirmó que muchos de estos cambios arruinaban el ritmo de la película. (Bogdanovich y Welles, 1992).

Como narra el mismo Welles, en entrevista con Peter Bogdanovich, le fue permitido a Welles una proyección privada para contemplar el producto final. Enfurecido, escribió un memorándum de 58-páginas dirigido al jefe de producción. El texto contenía instrucciones precisas de cuáles eran sus deseos originales para el filme, y justificando cada una de las decisiones artísticas que había tomado. El tono general del escrito es de resignación.


El estudio tomó nota de solamente una pequeñísima porción de los cambios propuestos por Welles, y dio a conocer una versión de 93 minutos en 1958, la cual fue un fracaso comercial y crítico en Estados Unidos, al considerarse como una simple película policiaca desechable y de muy mal gusto (Comito, 1985).


Si se puede añadir una nota positiva a toda esta historia, ocurrió durante la década de los noventas. Ya se había encontrado una versión un tanto más extendida del filme, en 1976, pero el memorándum se creía perdido hasta que resurgió interés durante la década de los noventas. Irónicamente, en esta ocasión los Universal Studios mostraron un interés inusitado en restaurar la película, ahora que ofrecía altas posibilidades comerciales (McCarthy, 1998).

Así fue como, combinando varias versiones en circulación, y siguiendo al pie de la letra las instrucciones del memorándum, podemos disfrutar de la versión que Welles siempre quiso mostrarnos. Y la cual, por cierto, es considerada como de una gran obra de arte (McCarthy, 1998).

Conclusión

El caso de Orson Welles nos puede enfurecer, sorpender o inclusive inspirar. En sus entrevistas, el director denota resentimiento y frustración ante el poder tremendo de los jefes de los estudios cinematográficos.

Los fragmentos cortados de sus cintas están en su gran mayoría perdidos, pero quedan testimonios, entrevistas y documentos que pueden darnos idea de las intenciones originales del director. El conocimiento de este caso puede servir como advertencia de todo lo que se puede perder si el derecho a la libertad de expresión no se ejerce a cabalidad.


Bibliografía


Cowie, Peter (1969). El cine de Orson Welles. México; Editorial Era. Traducido por Julieta Campos.

Carringer, Robert L (1993). The Magnificent Ambersons: A reconstruction. USA; University of California Press.

Carringer, Robert L. (1996). The making of Citizen Kane. USA; University of California Press.

McCarthy, Todd (1993). It's All True. Variety magazine, octubre, 57-58.

Bogdanovich, Peter y Welles, Orson (1992). This is Orson Welles. USA; Da Capo Press.

Comito, Terry (1985). Touch of Evil: Orson Welles, director. USA; Rutgers University Press.

Cox, Dan (1998). U Retouching 'Evil'. Variety magazine, febrero, 37.

McCarthy, Todd (1998). Rehabbed 'Touch of Evil' gains clarity, focus. Variety magazine, septiembre, 57-58.

Estrin, Mark W. (2002). Orson Welles: Interviews. USA; University Press of Mississippi.

Welles, Orson (1941). Citizen Kane. USA; RKO Radio Pictures.

Welles, Orson (1942). The Magnificent Ambersons. USA; RKO Radio Pictures.

Welles, Orson (1948). Lady From Shangai. USA; Paramount Pictures.

Welles, Orson (1958). Touch of Evil. USA; Universal Studios.

Organización de las Naciones Unidas (1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos. Obtenido el 23 de Octubre de 2006 en http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm

Beckham, Jack M. (2005). Border policy/border cinema: placing Touch of Evil, The Border, and Traffic in the American imagination. USA; Obtenido el 5 de Octubre de 2006 en http://www.findarticles.com/p/articles/mi_m0412/is_3_33/ai_n15944869