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sábado, 22 de noviembre de 2008

Estableciendo la agenda

El tema del establecimiento de la agenda política puede verse claramente en las campañas presidenciales actuales, entre el candidato republicano John McCain, y su contrincante demócrata Barak Obama. Es muy interesante comparar los temas de los debates recientes con los temas de elecciones pasadas. Es notorio que la economía encabeza la lista como el tema de mayor importancia.

¿Dónde ha quedado el tema de la inmigración ilegal? No se ha tocado en absoluto en los tres debates recientes, y era lo más discutido hace apenas unos años. ¿Ha dejado de haber inmigración ilegal? ¿Se ha resuelto el problema? En absoluto, sin embargo, hay muchos motivos por el cual ese tema ha pasado a segundo término.

La crisis económica de Estados Unidos es la peor desde la gran depresión, esto ha hecho que cualquier otro tema parezca pequeño en comparación. Otro de los problemas a los cuales se han enfocado los debates es la crisis energética. Así que haciendo una breve lista de lo que se ha discutido en fechas recientes, podemos encontrar:

  1. Crisis económica.
  2. Crisis energética y la perforación submarina.
  3. Guerra en Irak y seguridad nacional.
  4. Cambio climático.

La inmigración ilegal no aparece en la agenda mediática actual, toda la atención del país está situada en esos cuatro temas que afectan más y directamente al pueblo norteamericano.

Por otra parte, las elecciones también están cargadas de ciertas peculiaridades. El asunto racial, y la discusión de que si Estados Unidos está listo para un presidente negro. Además, se cita a la administración de George Bush como la peor de toda la historia de Estados Unidos. El presidente actual ni siquiera aparece en televisión, no hace comentarios ni declaraciones. Esto puede interpretarse como una ausencia para permitir el libre transcurso del proceso electoral, sin embargo resulta evidente que coincide convenientemente con la ola de críticas que vienen de todas partes del mundo.

Todos estos son factores que afectan, y se ven reflejados en la agenda particular de cada uno de los medios. Fox News hace mucho hincapié en el asunto racial y en el pasado musulmán de Barak Obama, y MSN NBC mucho énfasis en la edad de John McCain.

En México, el caso bien sabido de las elecciones del 2006 es interesante. La agenda mediática era clara: López Obrador era un peligro para México. Es fácil que todos los canales de televisión coincidan en un solo punto cuando solo dos personas son dueños del 97% de los medios.

Sin duda vivimos en un mundo mediatizado, y los estudios iniciados por McCombs y continuados por muchas otras personas son importantísimos para deshacer la maquinaria en la que estamos inscritos, y saber un poco lo que está sucediendo a nuestro alrededor, no ser solamente engranajes dentro de la maquinaria.

La irrupción del marketing político en las campañas electorales de América Latina

El marketing político en México era impensable en un país dominado totalmente por el PRI, el "partido oficial" o hegemónico que ganaba sin falta todas las elecciones. Pero la irrupción de la oposición, primero con gubernaturas, luego con la presidencia, ha creado un ambiente muy diferente. El marketing político es cada día más importante, o quizá indispensable para los actores que quieran posicionarse dentro de la política actual.

Me remitiré nuevamente al caso de Baja California, todavía único dentro de la historia política nacional. El candidato del PRI, Jorge Hank Rhon, utilizó una campaña mediática impresionante, fundada principalmente en la fortuna de Hank, basada en sus casinos y negocios.

Aunque ya había sido alcalde de la ciudad de Tijuana, Hank Rhon se había visto implicado en algunos asuntos turbios, como el asesinato del periodista Héctor Felix Miranda. Su imagen debía ser limpiada, y sin duda alguna se promocionó como el candidato ideal para el pueblo de Baja California, y se hizo a un lado cualquier acusación. Además, Hank dejó a medias su mandato en Tijuana para perseguir su candidatura, cosa ilegal por la llamada "ley antichapulín", promulgada para evitar este tipo de situaciones.

El candidato del PAN, José Guadalupe Osuna Millán, también había sido alcalde de Tijuana, pero no contaba con la fortuna de Hank Rhon para su campaña. Pronto fue sobrecogido por la avalancha de spots televisivos, entrevistas en televisión, cartelones por toda la ciudad, fiestas y regalos que comenzó a hacer el candidato del PRI.

Incluso la llamada "marea roja", cientos de personas en todo el estado, vestidas de rojo, repartiendo volantes del PRI, causaron un grandísimo impacto. La marejada de personas contratadas por Hank sobrepasaba con creces las movilizaciones ciudadanas (y voluntarias) de los Panistas. También comenzaron a llegar tarjetas prepagadas de celular a diversos domicilios, con hasta 500 pesos de tiempo aire.

La campaña sucia no se hizo esperar, y ambos partidos, desesperados por ganar el estado (se jugaban intereses muy grandes a nivel nacional) comenzaron una serie de spots ofensivos que se transmitían constantemente por los canales de televisión local. El organismo regulador del proceso electoral, el IEE, se vio sobrepasado y no pudo responder a tiempo para controlar esta campaña negra. Los topes de gastos de campaña también se sobrepasaron por mucho.

Las encuestas de opinión comenzaron dando baja popularidad a Hank Rhon, mostrando una marcada preferencia hacia Osuna Millán. Baja California desde 1989 ha tenido una marcada influencia panista, así que no era de sorprender. Sin embargo, esta tendencia pronto se comenzó a revertir.

Los spots se hicieron más sofisticados, y Hank Rhon se promovía como gobernador del cambio. Se supo posicionar muy bien. Las encuestas ya lo favorecían y la gubernatura parecía ganada. En el cierre de campaña, el candidato del PRI reunió a más de 70,000 personas.

Las elecciones llegaron, y Hank Rhon perdió por un margen considerable. Ni siquiera fueron reñidas las elecciones.

Este debe ser un caso interesante de estudio, ya que todo apuntaba hacia una victoria del PRI. Finalmente, el proceso electoral se mediatizó en exceso y se convirtió en un puro show. Algo que el pueblo de Baja California supo detectar muy bien. Quizá fue uno de los momentos más maduros, políticamente hablando, en la historia de este país.